Y atrayendo la nostalgia y grandes recuerdos, mientras dedicáis unos minutos a leerme, os dejo con:
No es un tópico decir que hago de esos momentos, “mis” momentos: me relajan, me espabilan, me alimentan el corazón, me inspiran, me recogen, en definitiva, los necesito.
Y hay cafés/terapias que tomo sola, aunque los que más agradezco, los que más me alimentan son los que comparto con mis amigas.
Son los momentos de mayor esplendor: me crezco con su compañía, me ilumino con su presencia, me animo con sus palabras, me emociono con sus conversaciones y aprendo. Aprendo muchísimo. Siempre. En cada instante y de cada una.
No os perdáis esta canción de Charlie Puth y Meghan Trainor (Marvin Gaye), para acompañaros…
Dos palabras y mucho, mucho más que dos actos.
Implican humildad, capacidad de autocrítica, honestidad, generosidad, comprensión y arrepentimiento. A pesar de parecer independientes, ajenas, cuánto de cada una hay en la otra…
Agradecer, apreciar, reconocer lo que tenemos y deleitarnos. Tanto como tenemos y, en ocasiones, tan poco como lo valoramos.
No somos hoy la consecuencia lógica de nuestros “ayeres”. Somos lo que somos porque compartimos, reconocemos, disfrutamos, valoramos, cuestionamos, comprendemos lo que tenemos.
El desagradecido, por el contrario, sufre, critica, envidia y está lleno de amargura.
AGRADECIDO es aquel que valora, aprovecha, y está abierto a lo que llega de nuevo. Abierto al cambio, expuesto a nuevos comienzos.
Nuevas posibilidades son buenas oportunidades.
El desagradecido, por contra, bloquea los proyectos, niega los “presentes” y reniega de lo que tiene. Siempre es poco o malo.
Existen 2 formas de vivir en nuestra (injustamente denostada) Zona de Confort:
Como víctima «sufriente» de nuestra personal percepción de la realidad;
O como PROTAGONISTA de nuestra vida. Esta forma de vivir en armonía con nuestros deseos, nos permite disfrutar y crecer a un tiempo.
Este crecimiento, esta evolución, facilita que tengamos valor para salir a nuestra Zona de Expansión: atreverse, arriesgarse, permitirse, osar, ser valiente…
Los protagonistas asumen un papel activo en su HOY, se benefician en su mañana, y no sufren de forma pasiva por lo que “les pasa” de manera accidental.
El desagradecido opina sobre lo que sufre, desprecia e infravalora lo que tiene y lo que hace.
El agradecido reconoce el espacio ganado, recrea su universo personal y lo comparte. Presume e inspira a otros.
De este comportamiento, de esta relación sana entre lo que hago, lo que tengo, lo que merezco, lo que valoro y lo que busco… nace el PERDÓN.
El perdón. Cuánta grandeza aporta a quien lo pide, tanta como a quien lo recibe.
Cuando uno pide perdón se hace sensible a la necesidad del otro, a su pena (si es el caso), a sus pesares. Ese momento, ese instante, le hace grande… le hace inmenso.
Cuando uno perdona, la nobleza le representa, le dignifica.
Nos equivocamos -obviamente-, pero es cómo reconocemos el error lo que realmente engrandece.
Errar será de sabios, pero de genios es el perdón o arrepentimiento asociado.
Perdón. Cuanto esfuerzo requieren muchos para expresarlo. Su significado trasciende de esas 6 letras. Implica mucho más, supone un mensaje oculto lleno de humildad, de empatía. El que acepta el perdón, entiende -sin dobleces, sin reproches- al otro.
Es un ejercicio de profunda entrega, una concesión recíproca entre quien lo pide y quien lo acepta.
Y del perdón también surge el agradecimiento. Un particular BUCLE: siente agradecimiento quien lo ha pedido, gracias a la aceptación del otro; y éste otro se siente agradecido por la disculpa recibida.
Dos palabras que llenan de profundo sentimiento a quien los realiza, a quien los vive.
Gracias y perdón.
Gracias por todo y perdón por tanto.
Cuántas equivocaciones, errores que de manera involuntaria se producen, y que nos ofrecen la fantástica oportunidad de la rectificación, la oportunidad que nos brinda una sola palabra para dar marcha atrás, para mejorar/arreglar/recuperar cualquier situación.
Y son el agradecimiento y el perdón los garantes de nuestras amistades, de la envergadura de nuestras emociones, los responsables de la talla humana que gastamos, la marca de calidad de nuestras relaciones.
Solo son 2 palabras.
Pero son más que palabras.
Cuánta responsabilidad tenemos de trasmitir su valor, y necesidad de ser expresados en los valores que inculcamos a nuestros hijos.
Gestionar emociones -como éstas, asociadas a la gratitud y a la indulgencia– determinará nuestra salud mental y social, en la misma medida que hagamos uso (y abuso) del agradecimiento y del perdón.
Y mis reflexiones finales, como tantas otras veces, para daros que pensar:
Agradecer a diario, no os arrepintáis después por lo no dicho, por lo no hecho.
Atreverse, arriesgarse por lo que uno quiere, rectificar si es el caso, y ¡¡¡A POR TODAS!!!
La palabra SOLEDAD encierra varios significados e implica muchas emociones -y no todas positivas-.
En el ámbito de la Búsqueda Activa de Empleo, la SOLEDAD nos lastra, nos anula, nos desampara…
Os dejo esta perla musical de Rosana«Si tú no estás aquí«
Podemos hablar de la SOLEDAD BUSCADA, de la SOLEDAD IMPUESTA, de la SOLEDAD ENTRETENIDA, la SOLEDAD ERMITAÑA, la SOLEDAD ABURRIDA, la más TRISTE SOLEDAD, o DIVERTIRNOS EN SOLEDAD…
La carencia de compañía (significado literal) en según qué extremos puede resultar beneficioso para nosotros, o por el contrario, de lo más perjudicial.
Es el origen por el que estamos solos lo que convierte la SOLEDAD en un «lastre» o en una «OPORTUNIDAD«.
El desamparo que sentimos cuando esta SOLEDAD no es buscada, sino fruto de un abandono (o de un aislamiento voluntario) es una emoción que tenemos que superar.
Cuando hablamos de nuestra vida cotidiana, encontrar huecos para disfrutar de nuestra SOLEDAD, es sinónimo de deleitarnos con las pequeñas (o grandes) cosas que podemos hacer. Desde leer sin interrupciones, el descanso merecido «del guerrero» -tras un largo día de mil tareas hechas-, dedicarnos a hacer deporte, o sencillamente pensar, tomar un café o realizar algo solos…
Este tiempo, precisamente, de «inspiración» 😉 requiere de «mi rato» a solas, de mi pequeña burbuja de soledad, necesaria para compartir mis pensamientos, con todos vosotros.
En el mundo de la «Orientación Laboral«, el proceso consiste en enfocar, conducir, y esencialmente servir de guía para la incorporación de los candidatos al Mercado Laboral. Y no traigo la SOLEDAD a colación por casualidad, sino de manera totalmente justificada.
En las últimas semanas, el perfil con el que más habitualmente trabajo se caracteriza por personas que «se avergüenzan» de su situación como desempleados, y por tanto desperdician gran parte de los contactos generados en su etapa profesional, o desaprovechan la red de contactos personal que han tejido a lo largo de los años.
La TOTALIDAD de ORIENTADORES LABORALES (cuya actividad bloguera es frenética) coinciden con los datos proporcionados por las encuestas que aseveran que en torno al 80% de los trabajos «encontrados» por usuarios en búsqueda ACTIVA de empleo, se obtienen gracias a LA RED DE CONTACTOS.
Esta RED se teje poco a poco, gracias a la profesionalidad de la que debemos hacer gala, en torno a la profesión que desempeñamos y fruto de una labor informativa que tiene como máxima que nuestro entorno (cercano y/o profesional) sepa qué buscamos (sector/puesto) y en qué condiciones (laborales/horarias).
Y os estaréis preguntando qué tiene que ver la SOLEDAD en todo esto… y es que cuando un trabajador queda temporalmente desempleado, la sensación de fracaso, la ansiedad generada por no encontrar un trabajo en plazo, la desesperación que acrecentamos (sin intención) cuando el foco está únicamente puesto en la incertidumbre laboral… todo ésto, nos hace alejarnos de nuestra gente.
Creemos que es una SOLEDAD buscada, pero NADA MÁS LEJOS, es un aislamiento consentido, que justificamos porque estamos desanimados, y pretendemos quedarnos esa sensación para nosotros…
Aquí es donde se equivoca tanta y tanta gente que busca trabajo.
No caminéis solos…
La ayuda no necesariamente debe provenir de un «profesional»… Nuestro entorno nos envuelve en algodón invisible que nos protege de los dañinos golpes, que tan certeros nos está proporcionando esta crisis.
Ojo, no me malinterpretéis: el refuerzo, el apoyo, la protección que aporta cualquier PSICÓLOGO u ORIENTADOR LABORAL cuando el proceso de búsqueda se enquista en torno a emociones negativas, pensamientos tóxicos que nos nos dejan avanzar o sentimientos de aislamiento voluntario, es fundamental. Pero no somos imprescindibles en el proceso de búsqueda.
Debemos sembrar para recoger frutos; y una búsqueda fructífera de empleo requiere de emociones positivas, pensamientos optimistas y sentimientos de entrega y compañía (casi de desahogo) con la gente que nos aprecia.
En mi particular «proceso de acompañamiento» a las personas que se entregan a la búsqueda de un empleo, lo primero que ensayamos y trabajamos a conciencia es la AUTOESTIMA, como pilar desde el que partir. Tener una alta autoestima y partir de un amplio conocimiento de nuestras propias fortalezas y debilidades, allana muchísimo el camino del éxito…
… pero a partir de ahí, nada (Y DIGO NADA) debemos hacer solos.
La SOLEDAD autoimpuesta es la peor decisión en momentos críticos de nuestra vida.
Si no contamos con la ayuda de amigos, palabras de ánimo de compañeros, los cafés en buena compañía o sencillamente no nos permitimos disfrutar nuestro tiempo de ocio (porque nos autocastigamos pensando que es mejor no «estropear» el día a los demás) es que, de pronto, hemos olvidado el significado de la AMISTAD.
El camino es infinitamente más maravilloso cuando se realiza en compañía, aunque sea en silencio. El SILENCIO no es SOLEDAD, es respecto, comprensión y empatía.
Si te rodeas de personas que te aprecian, el respeto formará parte de la ecuación, de manera indivisible.
El caso es que MI FELICIDAD no es solo por tus 13 años (¡¡¡GRAN DÍA EL 20 DE ABRIL!!!), no es por tus brackets (tan deseados por ti), ni siquiera por tus gafas hipster que con tanta personalidad llevas…
Es por TODO lo que eres.
Para amenizar TU post, vamos a contagiarALEGRÍA,como la que trasmites tú:
Eres DIFERENTE y ESPECIAL por tantas cosas…
Es tu sonrisa sincera, tu alegría constante, a veces tu genio y tu (casi 😉 ) inmediato arrepentimiento.
Es la grandeza en tu cuerpo de adolescente.
Es tu corazón inmenso en tu poco más de 1’50 m de altura.
Por todo te interesas, por todo te preocupas, por todos te desvives.
El otro día te decía que lo que verdaderamente hace grande a una persona es su Inteligencia Emocional, esa capacidad para expresar emociones y empatizar con las personas de tu entorno –como tú haces-, con esas habilidades sociales que permiten adaptarte a un complejo universo de personas y amigos con diferentes inquietudes, gustos, preferencias o intereses.
Eso -entre tantas cosas- es ser amigo de alguien: respetar y ser respetado.
Algo que tú haces de manera natural y por lo que os caracterizáis vuestro grupo de amigos: tan diferentes, a veces no tan afines, y en cambio, tan unidos.
Desde que cumpliste 12 años, has vivido situaciones que están ayudándote a crecer como persona.
Por primera vez viajaste sin la family, con motivo de tu viaje de Fin de Curso. Una IRLANDAque descubriste de la mano de tus amigos del Cole, los de siempre.
El verano, tras un final de primaria apoteósico (con tu acceso al Insti bilingüe garantizado), fue fantástico: un no parar de deporte, playa, amigos, montaña, piscina, helados, nuestras inigualables cenas en la terraza, el Concierto de One Direction, y mil cosas más…
Llegó un final de 2014 cargado de ilusiones: tras las expectativas de un comienzo en el Insti abrumador (que ha empezado siendo una gran descubrimiento), te has integrado en una Liga de Balonmano cada vez más exigente -donde demuestras día a día tu valentía y arrojo-.
Y luego está tu dominio de la batería, que tantas alegrías te está dando (tantas, por cierto, como dolores de cabeza a nuestros vecinos 😉 ).
Aquí, con tu grupo de Rock «THE YOUNG STONES«:
El 2015 comenzó con tantos planes como los años anteriores, y con tu permanente sonrisa lo vas afrontando todo.
Lo que para cualquier chaval de mi época era un «boca chapa» 🙂 tú, no solo lo llevas con orgullo sino que presumes de ello.
Estas son las cosas que te retratan, Daniel…
…las cosas que te hacen único.
Haces tu particular interpretación de los MOMENTOS: disfrutas la grandeza de ciertos instantes y relativizas otros; eso que tú haces es ¡SALUD MENTAL!
Siempre me he considerado una persona OPTIMISTA (como el papá de la peli «Alexander y el día terrible, horrible, espantoso, horroroso«); pero he descubierto en ti la capacidad de aquél que no «se ha hecho» optimista, sino que NACE así.
Tu sonrisa te define.
Ojalá sea siempre así.
Mencionando la peli que tanto nos hizo reír, te recuerdo que habrá días buenos, regulares y malos; pasaremos baches; tendrás las hormonas peleonas y a veces contestarás (a mi pesar 🙁 ) mal; pero en el fondo pensarás que todo pasa, y que los DÍAS BUENOS los hacemos, realmente, nosotros.
Sigue con tu sonrisa por bandera.
Sigue alegrando nuestros días, nuestra vida.
Sigue siendo mi faro en la oscuridad.
Sigue siendo el ejemplo de entrega que eres.
Sigue haciendo de tus días, grandes experiencias.
Sigue siendo como eres.
Recuerda que si tú eres feliz, nos haces felices a todos.